Feelin' fine: una guía para sentirse bien (de no sentirse bien). Parte 1.
Benvenuti a (Dicho sea entre paréntesis).
Amo’ a bel’, gente bonita de su coco y su carita…

Primero quiero recordarles algo:
Si ustedes ven un texto así, es decir subrayado como éste, quiere decir que pueden picar con su dedito (o sus mausecitos) y éstas palabrejas los mandarán en automático hacia algún lugar o idea, a una textura o micropolítica que habite en ésta, mi tan perniciosa red de redes.
O.K. Continuemos con el programa (sub)normal.
Una vez brindado el tan necesario saludín que se merecen, pequeños monstruos parentéticos, quiero empezar por contarles que, en ésta —casi— semana que ha pasado entre el último post y ésta acción de neo-posicionar mi voz dentro de sus futuras cabecitas de algodón, me he enfrentado con una serie de noticias bien fuertonononas que me han hecho…
…enojar, abrir los ojos, me han dejado shockeado e insultado y…
… —no menos importante—, me han fulminado como quien se pega por segundos en los cables pelones de una mala instalación de luz, mientras brinda una presentación electrizante montado en la copa de un árbol.
Les digo todo ésto pa’ que sepan que en éste texto encontrarán algo muy “simi” (awww), a lo que los hermanos del norte muy al norte, durante una blanquecina contienda a punta de cañón, llamarían un “furious rant”…
…acción a la que por demás está decir que, en espagnol mejjjjicano —de hace muchos años—, se le llamaría armando gresca contra el universo:
¿A qué me refiero?
Mi propio estado de inanición emocional, las sequías a las que el capital me ha sometido, la época de elecciones en un país como éste, las silenciosas elecciones que alguien más tomó por mí, y el pronunciado etcétera por el que mi persona se desliza en éste tobogán llamado vida, me han orillado a pensar en una de las preguntas más fundamentales de nuestros tiempos:
¿Qué es sentirse bien?
Creo que en mí mismo caben tantas respuestas a esa pregunta que hasta flojerita me da escribírselas, pero quisiera tocar aquí los temas que logro observar en mi periferia, esos que me orbitan debido a geografías, territorios y paisajes que, por supuesto y como la vida misma: yo no elegí elegir.
Estar en calma es un tema complicado y yo no tengo autoridad para decirles nada porque soy el caos en persona —al menos por dentro—, pero sí puedo compartirles el proceso de pensamiento a través del cuál llegué a la conclusión de que necesitaba contarles, oh, bebés de luz y fuerza (JA), un poquito sobre esto.

Les guste o nel, acá les va.
Para ésto hablaremos, en ésta fora, con entera honestidad:
Lo primero que pensé fue en el nicho de lo hiper-espiritual. Ésto, porque soy un ser de polos críticos y yuxta-pensamientos subsecuentes, me llevó a pensar en su antítesis, es decir, el conjunto de conjuntos que re-niegan el espíritu y se vuelcan pa’ la ciencia, porque la ciencia es la real verdadera-verdad.
Y pues…
Turns out y acontece que… tanto unos como otros, me caen re gordos los boludos.
Aquí elaboro:
Es importante dar caricias al espíritu…
… en la medida en la que éste nos lo pida. Si el espíritu tiene forma de chakras, mantras y energías, dale.
Si ese espíritu ha tomado forma de pipetas, telescopios y teorías unificadoras, ¡date grasa, flaco! (esa es la primera regla del Fat-Club, dijo un hombre sabio alguna vez).
Así, pues, no me atrevería a pedir que no se haga lo que se hace, porque las cosas ya son y son tan viejas y tan jóvenes, y tan arraigadas y tan verdes que son también inamovibles por inmanencia.
So… aquí vamosh…
¿Sabías que no eres el signo que crees que eres?
Nos creemos los muy muy, pero no llegamos ni a tan tan.
Así es.
Además de lo mucho que le debes a Alejandro Magno —si es que tu sistema de creencias, prácticas y modo de vida tiene base en éstos temas—, estoy convencido de que sabes que, hace 2,500 años aprox, éstas prácticas zodiacales comenzaron mirando pararriba, es decir, observando a los astros en el cielo.
Sucede, pues, que hoy en día yo no veo a nadie que practique y mire para arriba.
Perdón si ésto se siente como un ataque.
(Dicho sea entre paréntesis: hasta éste punto lo es, pero no es contigo… y… todo cambia… sigue leyendo pa’ saber por qué).
Y me viene a la mente una importante duda: ¿ésto se dará debido a una omisión histórica? Tal vez, pero entre que sí y no, me explico, pa’ que no digas:
En el cielo de hoy día, hay una constelación extra.
Se llama Ofiuco.
Hace 2,500 años, cuando fueron elaborados los mapas celestes horoscópicos (así no se llaman, pero así les digo yo porque puedo), Ofiuco no estaba presente porque, en aquellos entónceses, comenzaba el inicio del fin de un ciclo de precesión terrestre, que es un fenómeno astronómico de inclinación y movimiento, que cumple nuestra terrata cada determinado tiempito (cada 26 mil añitos nadamás, jeje).
Pasa, pues, que el eje de los equinoccios, es decir, la inclinación de la tierra y la estrella que nos brinda norte, Polaris, era otra.
Utilizando a Thuban, en la constelación de Draco, como el norte y método de observación, se acuñaron las 12 casas del zodíaco. Sí, una práctica de hace 2,500 años que hoy deja fuera un facto que, creo yo, es súper importante:
En la eclíptica del sol (su recorrido a través de las constelaciones), el tiempo de estancia es más prolongado en Ofiuco que en Escorpión, razón por la que algunos escorpio son realmente libras, o al revés, no le sé muy bien, pero ya me vas entendiendo, right?.
Solo repito lo que leo, escucho y veo, y lo encuentro importante porque… oigan, estoy pensando que tal vez creemos que somos algo que no somos…
¿No les suena peligroso? A mí shí, bebés parentéticos.
Es entonces que me pregunto:
¿Por qué nadie de ustedes está mirando para Rrrrriba?
Quise poner en el mapa todo ésto, en especial ésta pregunta, porque pienso que, de basar nuestro sistema de creencias en los zodiacos y las casas y los pasos de los soles, de responsabilizar a los inocentes, inhertes e indiferentes astros en el cielo por nuestros horribles actos, y no a nuestra precaria educación en casa, deberíamos, entonces, rendir mayor tributo a éstos cuerpos celestes: observándolos, conociendo a “magia cierta” —si lo quieren ver así—, ¿qué es lo que realidad pasa allá arriba'? (o acá dentro del planeta a raíz de ello).
No olividar que la Astrología es hija de la astronomía.
Si queremos realizar una práctica espiritual y no dogmática…
…como sin querer hicieron nuestros ancestros inmediatos con las religiones —y todo lo malo que ello trajo al mundo—, quizá nos corresponda mirar en dirección a ese espíritu universal, es espectáculo delicioso que existe sobre nuestras cabezas y que, si no dicta lo que somos, al menos, es una manera que inventamos y elegimos creer para interpretar lo que es difícil de entender, lo incomprensible, lo solitaria que es realmente la existencia en la escala cósmica del todo.

De aquí, pues, me nace otra pregunta, quizá antitética, quizá anti-No.
¿En qué momento, el astrónomo olvidó el valor social y de civilización que existe en observar los astros?
Se habla, desde éste lado del cerco cientificista, como si lo social no implicara un profundo análisis y no tuviera cabida en el preciado método científico, como si en el dejo de dejarlo todo en pos del método, se ejerciera una fuerza superior a la humana, para darle explicación y justificación a todo, y negar lo que no tiene cabida en ese sistema que, la neta, aquí entre nos, es también producto del mito del imperialismo y, como estatuto ontológico, y bajo la mente crítica que el paso de los siglos ha inventado, es ya muy cuestionable.
Como conceptito, en cierta forma cierta, el rollito inductivista, deductivista y demás “tivismos” que rondan los caminos académicos, aunque son in extremis precisos (y en toda honestidad, pareciera que no existiera otra forma de aprender las cosas), se siente como si ya se estuviera haciendo viejo.
Por otro lado, los viejos intereses que protegen al método, aunque cediendo poco a poco, dan patadas de ahogado muy potentes.
Es tremebundo exto. Otro día hablaremos de ello con mayor soltura.
(Dicho sea entre paréntesis: sé que éste tema es súper-mega-altamente debatible. Cuando llegue el momento de debatirlo, digamos Adiós a la razón con un buen tequila en mano y la ralladura de sol colgando en nuestros lomos. Sí. Así como dictan las escrituras del horóscopo Ofiuco u.U).
¿Bueno, seyor Opo, y la guía para sentirse bien de no sentirse bien qué puésn?
Bueno. Necesitábamos plantear todo lo anterior para poder llegar al punto clave. Sentirse bien no es siempre opción:
Y es que hay un detalle bien curioso.
La relación entre las ambas cosas que acá arribita mencionaba, no es solamente que parten, nacen, crecen y se reproducen a partir de la acción más honesta que tenemos por hacer como especie: mirar al cielo.
(Dicho sea entre paréntesis: es curioso pensar en que, durante algún momento de la historia, las estrellas puedan haber sido el Netflix n’ Chill de algunas civilizaciones).
Y si mirar al cielo y, al hacerlo, no se nos “encuera el chino” por darnos cuenta de lo pequeños que somos, de cómo la unidad es clave para entendernos.
Si la acción de mirar hacia arriba no te brinda…
la comprensión de que mirar hacia dentro es casi siempre una pésima idea, que sólo expande los tentáculos del individualismo excacerbado, que nos separa en nichos personales, que nos impiden vernos unos a otros, que nos corrompen como especie y nos vuelven apáticos, aunque, en espíritu, pregonemos lo contrario…
Si nada de esto te hace efecto, los siguientes puntos en ésta guía fueron hechos para ti.
Si ya piensas éstas cosas, omite ésta lectura, tienes 10 cerrado y eres un ser muy sabie y vales mil.
¡Disculpe usted si no fui entretenido ésta vez!
No todo es jijiji-jajaja, mes amis. Aunque, en toda honestidad, a mí la realidad me parece más una pesada broma que otra cosa.
He encontrado el tiempo que Swann perdió en el camino.
Y… ¡Sí! Es referencia al Marcelino Proust.
Pero también lo digo porque, si llegaste leyendo hasta acá, te mereces ese cielo en donde todas las constelaciones acontecen, en donde todas tus acciones se dictan, en donde nacieron nuestros sueños más profundos; ese cielo que nos convierte en un embudo que procesa lo universal y lo convierte en terrenal —diría Swann—, y nos prepara para el cambio material inevitable.
Ahora…
Si quieres saber los puntos para sentirte bien sin sentirte bien, tendrás que esperar…
… ¡hasta la próxima!
Te agradezco por siempre estar, ser mágico y místico, o científico y calculietor.
Te mando xoxos muxos hasta donde estés y no olvides suscribirte para continuar con ésta barbarie.
Salu2, familia parentética.
Les amo.